En El misterio de las cuatro cartas nos volvemos a encontrar con Hércules Poirot, el famoso detective que conocimos tan bien en las novelas de Agatha Christie. Sophie Hannah retoma la figura de este emblemático personaje y lo trae nuevamente a la vida, dándole un misterio digno de los viejos tiempos. Este es el tercer libro de una serie en la que la autora ha tomado a este investigador, pero es el primero que leo y la verdad es que me gustó bastante.

En esta historia, Cuatro personas distintas reciben una carta culpándolos por un crimen que supuestamente nunca cometieron, además es una carta firmada por el mismísimo Hércules Poirot. El problema es que él no fue quién en las escribió y la persona que murió no había sido realmente asesinada, su muerte había sido declarada accidental. Con este suceso comienza la búsqueda de los culpables, tanto de escribir la carta como del asesinato.

Poirot tendrá que hacer uso de todo su poder de deducción para descubrir la culpable entre una lista de sospechosos que parecen no tener nada en común entre ellos y con el hombre asesinado. Toda la historia la conocemos gracias a la narración de su compañero, el inspector Edward Catchpool, quien es el encargado de ir mostrándonos las pistas capítulo a capítulo y también de acercarnos al mítico personaje de Hércules.

Lo interesante de este caso es cómo la familia y las relaciones tienen un rol fundamental, también reflexiona sobre las emociones y cómo nos enfrentamos a ellas. Aquí encontramos hermanas, padres e hijos, incluso suegras y yernos que se odian y, por lo tanto, están dispuestos a entregarse unos a otros sin pensar en las repercusiones. Es una historia que nos hace analizar esto y plantearnos la pregunta de hasta qué punto uno puede actuar en contra o en favor de quienes te rodean.

Este es el libro perfecto para los fanáticos de los misterios, ya que la autora logra plasmar la esencia original de este personaje tan importante y darle una segunda vida llena de nuevos puzles que resolver y asesinos que encontrar.